jueves, 24 de noviembre de 2011

El mundo de las Billeteras


No tolero las personas materialistas.

Hora: 12: 30 Pm
Lugar: Restaurante

Hora de almorzar: tres palabras que nos hacen feliz. Es el espacio en que salimos de la oficina y podemos compartir chismes, experiencias y estupideces. Que rico es comer y mejor en buena compañía.

Sin embargo hoy noté algo que capto mi interés, conserve mi atención en nuestras billeteras.

Si bien trabajamos, lo que ganamos aun no parece alcanzarnos para saciar todas nuestras necesidades.
-Tal vez tengamos muchas, pienso.

Si bien tenemos ese pensamiento en común, nuestros sueldos no son los mismos y al parecer la insatisfacción económica apodera a nuestras billeteras que exigen algo mas de alimentación mensual.
-Tal vez toque hablar con el jefe y pedir un aumento, pienso.

Mi billetera es una “Totto” nada particular, mmm billetera de jovencito supongo. La de mi amigo de en frente es una "Vélez" hecha en cuero fino y con un elegante terminado. La de mi amigo de izquierda es un vieja billetera, tal vez la que más ha cobrado de todas, tiene muchas cicatrices, debe ser por todas las batallas que ha librado. La de mi amigo de derecha es una pobre billetera azul, nada convencional, fea y poco atractiva.

A pesar de las diferencias físicas y de su condición social, las billeteras a veces tienen más corazón que muchas personas de nuestro  mundo, ellas practican un juicio colectivo en el cual no se excluye por el estatus social, fisico y económico. Entre ellas aportaron lo suficiente para poder pagar la cuenta del almuerzo. Entre ellas se apoyaron para poder cumplir con un objetivo: pagar nuestra alimentación.
No importo que la "Vélez" que la "Totto", que la "vieja" o la "fea", todas hicieron lo mismo y su fusión hizo una obra maravillosa: mantenernos. 

Pensé:
- Tal vez deberíamos aprender de las billeteras.
 A lo mejor así y solo así podamos sentirnos útiles y entre todos poder realizar obras que nos permitan alimentar el alma, la vida y tal vez alimentar a otros en la construcción de un futuro que se promueve segundo segundo.

Es necesario no seguir escribiendo, creo todo está dicho. Espero sus comentarios.
Saludos.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Bienvenidos



Hoy me siento en el oscuro cuarto de una vieja y elegante pensión, trato de mutar pensamientos del pasado y ubicarme en el presente. Por fortuna estoy vivo, mi presente inevitablemente me proyecta hacia un futuro incierto.
Me pregunto: Que carajos es el futuro.

En primaria me enseñaron a conjugar verbos en ese tiempo, no recuerdo, tal vez me fue bien o mal. Pero lo realmente triste es que nadie me ayudó a como poder planificarlo de la mejor manera.
-Tiempos pasados fueron mejores- siempre dice mi abuelo.
-Qué estos tiempos de ahora no sirven para nada- promulgan otros.

Entonces si el pasado y el presente no son los ideales, se hace necesario enfocarse en el futuro para poder salir de la olla en que me encuentro. Pero cómo se construye el futuro - jum sabrá Dios.

Creo tener una formula, tal vez mi abuelo y otros no la compartan, pero es lo que mis escasos años de vida me han hecho aprender.  Mi futuro es cada mañana que pienso, cada hora que sigue, cada segundo que espero, en pocas palabras, mi futuro se construye poco a poco, día a día, segundo a segundo.

El futuro se alimenta de mi pasado y de mi presente. El mismo se manifiesta cada día y cada minuto siguiente, el futuro lo vivo a diario, lo viviré en el segundo que viene y en el que viene también.
Entiendo que el futuro me puede dar eso que en este preciso segundo no tengo, pero también me puede quitar en el minuto entrante eso que este segundo poseo.

El futuro es cambio, comprendo. Pero el cambio no es futuro. Mi obsesión es tener un buen futuro, pero me pregunto: será que lo hecho en el pasado y lo que estoy haciendo en mi presente llegaran en un futuro a cumplir mis anhelos y deseos.

Bienvenidos a mi diario.