viernes, 14 de agosto de 2015

Una solución a la distancia

Escuchando la canción de fito, dos en la ciudad, rayo esta hoja blanca que sirve de consuelo para expresar todas las cosas que pasan por mi mente en este preciso momento. Es difícil tratar de ignorar a quien se quiere, más que una decisión de estar seguro de querer hacerlo, es una lucha interna del querer y el deber, es una punzada del corazón que te dice: "búscala" pero a la vez suena la alerta de la razón que dice: "calma", no desesperes el tiempo.


Muchos dicen que al alejarse es cuando valoramos las cosas que teníamos a nuestro lado, no sé si en nuestro caso eso aplique, me cuesta y mucho dejar de buscarte y me cuesta fingir que no me importas. No sé que palabras pasan por tu cabeza, tal vez sean las que quiero escuchar, tal vez sean las que no, ese es el riesgo.

No sé cuanto deba durar esto, si una semana, quince días, un mes, no sé cuanto debo alejarme de ti para que empieces a notar mi ausencia. No sé si la sentiste desde el primer día, o no sé si tendrás una fecha de caducidad para que empieces a darte cuenta, o lo peor, no sé si ni siquiera la sientas. Es inevitable no imaginar cosas, pensaré que es un acto normal de cualquier ser humano.

A esperar, no tengo otra alternativa, esperaré a ver que historia nos sigue escribiendo la vida, o si por fín le coloca fin a un cuento que estuvo siempre lejos de ser un cuento de hadas. Es lindo vivir en la realidad, aunque a veces perturbe el sentido y el alma, es lindo vivir en la realidad aunque a veces borre algunas sonrisas y te preste máscaras de felicidad.




jueves, 13 de agosto de 2015

Una relación con miedos




Hay cosas que duelen terminarlas, relaciones que al ser inconclusas mantienen siempre la ilusión del día a día, la breve línea del saber si sobrevivirá o si por el contrario tendrá una fecha de caducidad. Cansa y a veces hasta duele, pero tiene intrínseco ese condimento del incógnito que lo hace atrapante, seductor y hasta pasional.

Hay que saber jugar y hay que saber cuándo se dicen y se omiten cosas, hay que no confundirse y no hay oportunidad para un mínimo error, hay que enamorarse en silencio y aprovechar cada encuentro como si fuera el ultimo, no hay que planificar, porque lo más seguro es que se sufran decepciones y lo que es peor, hay que engañar para ocultar en muchas ocasiones la verdad de lo que se siente.

En este tipo de vínculos, la felicidad llega de momentos, la compañía tiene un límite y la soledad siempre se termina posicionando en el trono. Se sueña, se ilusiona, pero con los pies en la tierra. Se miente, se quiere, pero el objetivo primordial es nunca demostrarlo y casi menos que decirlo.

Dicen que estas relaciones cuando tratan de formalizarse no funcionan, eso es algo que no puedo asegurar pero que me gustaría comprobar, siento la necesidad de "vivir para contarlo", pero el miedo a que esto termine es más fuerte que la ilusión que se desea vivir.  Pienso que el día que los dos sientan algo lo suficientemente fuerte para romper lo instantáneo y tratar de convertirlo en eterno, entonces pasará lo impensado, ocurrirá lo terrorífico y se vivirá por fin la realidad que siempre estuvo guardada en el globo de la fantasía, y si se siente temor, si se siente miedo, entonces es porque vale la pena, porque si nuestras metas y objetivos no nos asustan entonces es porque sencillamente no apasiona o no te interesa.

Con esto se infiere que el miedo no es un factor del todo negativo, el miedo es la respuesta de lo incomodo que sería perder eso que tanto deseamos, el miedo puede ser la respuesta misma que te haces internamente si verdad quieres seguir siendo un instante o algo más en la vida de una persona.

Pasar la página es algo que aunque se sabe que es lo mejor, siempre termina la ilusión tomando el papel protagónico de que algo puede pasar, de que quizás algo más se pueda dar, que tal vez se pueda, se pueda cumplir la fantasía. Ojala pueda contarlo...